La Ciencia también estudia las consecuencias del maltrato infantil en la vida adulta. Se ha comprobado que los efectos del estrés en niños son más graves si es causado por un comportamiento maltratador por parte de quienes deben ocuparse del cuidado de los niños. Para estudiar estos efectos, un grupo de investigadores de varias universidades estadounidenses y canadienses sometieron a un grupo de ratas de laboratorio de solo 8 días de edad a la presencia de una madre adoptiva maltratadora. Cuando las ratas alcanzaron los 13 días de edad, comprobaron que habían desarrollado problemas de integración social asociados a anomalías en dos regiones del cerebro, la amígdala y el hipocampo, las cuales ya habían sido identificadas en otros estudios como probables blancos de la acción del estrés. La amígdala es una región cerebral involucrada en la gestión de ciertas emociones, como el miedo y la ansiedad, mientras que el hipocampo es una región involucrada en la memoria.
Cura del cáncer por "narices".
El descubrimiento de que los tumores pueden generar moléculas que frenan la acción del sistema inmunitario, y evitar así ser eliminados por este, ha permitido el desarrollo de inmunoterapias contra el cáncer denominadas “de punto de bloqueo”, porque intentan impedir que los tumores bloqueen la actividad del sistema inmunitario. Pero las células tumorales de diferencian de las normales porque tienen mutaciones que muestran distintos “rostros” al sistema inmune, si el rostro difiere poco del que tiene una célula normal, el cáncer no será detectado. Cada célula posee seis “rostros”, cada uno de un tipo, pero que pueden, además, poseer miles de “narices” diferentes. Las “narices” son, de hecho, trocitos de proteínas celulares. Investigadores de la Universidad de Pennsylvania, haciendo uso de las nuevas tecnologías de análisis de ADN y utilizando métodos bioinformáticos, son capaces ahora de analizar las “narices” particulares de los tumores de cada paciente y de determinar así el grado de probabilidad de éxito de la terapia de punto de bloqueo.
Cocina para nuestras bacterias.
Cocinar los alimentos aumenta en gran medida su valor calórico, porque facilita de manera muy importante la digestibilidad, tanto de los hidratos de carbono como de las proteínas. Gracias al efecto que el cocinado de los alimentos ejerce sobre su valor nutritivo aprovechable, nuestra especie evolucionó. El tamaño de las mandíbulas, intestino y el estómago se redujo pero, al ser más nutritivos los alimentos, podían obtener energía suficiente para alimentar un cerebro más grande. El cambio de dieta afectó también a las poblaciones de bacterias de nuestro intestino. Ahora, un grupo de investigadores ha investigado cómo afecta una dieta cruda y cocinada a la flora bacteriana de ratones de laboratorio y ha descubierto que los genes activados fueron muy diferentes. Entre ellos se encontraban genes que luchan contra los antibióticos, en particular contra los producidos de forma natural por las plantas para protegerse de las bacterias, que son inactivados por el calor y que ya no se encuentran, por ello, activos en los alimentos cocinados.
Avances en el diagnóstico del cáncer.
El congreso de la sociedad europea de oncología médica ( ESMO ) celebrado en 2019 ha revelado interesantes avances en la lucha contra el cáncer. Se han presentado dos nuevos métodos de detección y diagnóstico del cáncer que se basan en la extracción de sangre y en la secuenciación del ADN que en ella se encuentra. Las células cancerosas, como las normales, al morir dejan restos que pasan a la sangre y pueden ser estudiados para determinar tanto la presencia como el tipo de cáncer. Utilizando las últimas tecnologías de secuenciación del ADN , dos grupos de investigadores han logrado detectar en la sangre de pacientes con cáncer la presencia de ADN con las mutaciones y modificaciones químicas propias de los tumores.
Nanojeringas bacterianas
La Naturaleza ofrece multitud de ejemplos de relaciones de amor, o de interés, entre bacterias y otros organismos. Ciertas bacterias del género Photorhabdus viven en simbiosis con gusanos nematodos que infectan a insectos. El gusano libera a las bacterias en el interior del insecto, las bacterias lo matan y los gusanos se alimentan de sus restos. Después gusano y bacterias se asocian de nuevo para infectar a otra víctima. Otro ejemplo asombroso lo tenemos en unas bacterias que son necesarias para inducir la metamorfosis de ciertos animales marinos. Dos recientes estudios descubren ahora que las bacterias pueden generar estructuras moleculares que son diminutas jeringas con las que inyectan toxinas capaces de matar a las células o de inducir su metamorfosis. Estas nanojeringas han recibido el nombre genérico de “estrellas de la muerte”, aunque también se podría encontrar la forma de utilizarlas para liberar medicamentos y convertirlas en “estrellas de la vida”.